Elementos indispensables para la accesibilidad en edificios de viviendas

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¿Sabías que en uno de cada cinco hogares vive al menos una persona con movilidad reducida?

La adaptabilidad y la accesibilidad en edificios de viviendas es algo que debe ser primordial a la hora de construir edificios, desde el bocetado hasta el inicio y finalización de la construcción.

Las repercusiones de la falta de accesibilidad en una vivienda permanecen en segundo plano en muchos ámbitos. Es por ello que, a día de hoy, muchas personas son prácticamente prisioneras en sus propias casas, lo que no facilita para nada el desarrollo normal de sus vidas.

El problema de la accesibilidad en la vivienda tiene un gran impacto tanto a nivel social, como económico y político, por lo que merece la pena tratarlo para poder evitar problemas en el futuro.

Cierto es que, a día de hoy, es obligatorio instalar y cumplir con el principio de Accesibilidad Universal para garantizar  la autonomía, la seguridad y la integridad, no solo de las personas que habitan en estas viviendas, sino también las de su entorno.

¿Qué hay que tener en cuenta para favorecer la accesibilidad en las viviendas?

  • Hay que tener en cuenta la anchura de las puertas de acceso a la vivienda y al edificio, con un mínimo de 80 centímetros de ancho, para que, por ejemplo, una silla de ruedas pueda pasar sin dificultades.
  • Los elementos como las tomas de corriente o los interruptores deberán estar ubicados correctamente, siendo accesibles y detectables tanto para personas con movilidad reducida como para personas que tengan limitación visual.
  • Al igual que en el punto anterior, los agarraderos, enchufes y mobiliario de las paredes deben estar situados a una distancia adecuada en función de los problemas de movilidad que tenga las personas que lo habiten, tanto para evitar la obstaculización del paso como para permitir el fácil acceso.

Se deberán tener en cuenta los espacios en los pasillos y esquinas para que se pueda maniobrar con una silla de ruedas.

Los suelos deberán ser antideslizantes y evitar en la medida de lo posible los obstáculos.

En el interior de la vivienda, el baño debe ser accesible de manera frontal y la ducha de forma lateral, con un suelo que sea antideslizante en mojado y en seco. Además no se debe colocar un pedestal, para permitir el acceso y colocar bien las barras de sujeción en la ducha, y en función de la persona que vaya a habitar la casa, tener un asiento en su interior para facilitar el uso diario.

No se debe olvidar que todo edificio deberá permitir su acceso y subida y bajada a través de un ascensor de un tamaño adecuado en el que pueda caber una silla de ruedas. Al igual que facilitar la entrada en las zonas comunes y la accesibilidad a las mismas, ya sea a través de rampas de acceso o mediante sillas salvaescaleras si existe desnivel.

Y sobre todo, mantener, mejorar y aumentar la conciencia social sobre la accesibilidad en las edificaciones existentes y venideras, facilitando la vida de aquellas personas que tengan movilidad reducida y ayudando también a su entorno.

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